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Novela epistolar publicada en 1897 por Bram Stoker. La obra maestra de vampiros (aunque no la primera) de la que surge la imagen del vampiro moderno (hasta que llegó Meyer, por supuesto). Si te gustan los vampiros, de seguro ya la has leído, y si no, es una lectura muy recomendable.
Desde hace tiempo estaba en mi lista de espera y al ahora que la he terminado, me he dado cuenta que la mayoría de los vampiros, incluso los más longevos, son unos debiluchos, puesto que no tienen ni la mitad de poderes que tenía Drácula. Cada vampiro dentro de su universo es distinto y tiene distintas características, pero Drácula las tiene todas, desde lo más común como vivir eternamente o tener una fuerza extraordinaria, hasta convertirse en niebla, controlar a los lobos y el clima.
La historia desde el comienzo te atrapa, porque empieza con el diario de Jonathan Harker y su terrible experiencia en el castillo de Drácula y sigue atrapándote con los extraños sucesos que ocurren en la ciudad donde habitan nuestros personajes. De los personajes, el que más me llamó la atención (como a muchos otros porque hasta película tiene) fue Van Hellsing, por sus amplios conocimientos y experiencia sobre algo que todos creían un mito, además de que es muy importante en la trama, puesto que sin él no hubiesen podido combatir al vampiro. Pero quien verdaderamente me encantó fue Mina, un personaje femenino "tan inteligente como un hombre" (cita machista para nuestros días), que aporta mucho con sus conocimientos y su capacidad de análisis, que no actuó simplemente como una damisela en apuros, sino que realmente toma acción en la trama.
La novela, es y sigue siendo importante para el género de terror y es una lectura de cajón para cualquiera que le guste la literatura. Ahora me falta ver la película, que, increíblemente, jamás he visto.
Se las recomiendo mucho y, después de leerla, comprenderán mejor a los vampiros postdracula.
